jueves, 27 de junio de 2013

Alegría y tristeza



Cuando Nació Mi Alegría 
(Gibran Jalil Gibran) 



Entonces dijo una mujer: Háblanos de la Alegría y de la tristeza.

Y él contestó:   Vuestra alegría es vuestra tristeza sin mascara.  Y el mismo pozo que origina vuestra risa se puebla a menudo de vuestras lágrimas.   ¿Y cómo podría ser de otra manera?  Mientras más hondo cave en vuestro ser la tristeza, más capacidad tendréis para llenaros de alegría.    ¿No es la copa que contiene vuestro vino la misma que fue cocida en el horno del alfarero?

Y el laúd que acaricia vuestra alma, ¿no es aquella madera que a cuchillo fue tallada? . Cuando estéis alegres, mirad profundamente en vuestro corazón y hallaréis que quien os trajo la tristeza es el mismo que os está dando la alegría.  Y cuando estéis tristes, mirad de nuevo en vuestro corazón, y veréis que, en verdad, lloráis por aquello mismo que constituye vuestra delicia. 

Hay entre vosotros quien dice: La alegría es más grande que la tristeza Y otros dicen: No, la mayor es la tristeza.

Pero yo os digo que una y otra son inseparables.   Juntas llegan, y cuando una viene a sentarse a vuestra mesa, recordad que la otra, dormida, está en su lecho.

En verdad estáis suspendidos como los platillos de una balanza entre vuestra tristeza y vuestra alegría.  Yo solo digo que cuando estáis vacíos es cuando estáis equilibrados. Cuando el guardián del tesoro os suspenda para pesar su oro y su plata, entonces vuestra alegría o vuestra tristeza tendrán que subir o bajar.

http://www.oocities.org/ar/cuentosrelatos2/Alegria.htm

ATLAS DE LAS NUBES FRASES





"TENDRAS EL PODER SOBRE LAS PERSONAS SIEMPRE QUE LES DES ALGUNA COSA, SI A UN HOMBRE SE LO QUITAS TODO ESE HOMBRE YA NO ESTARA BAJO TU PODER"
Aleksander Solzhenitsyn

domingo, 19 de mayo de 2013

La Aceptación De La Realidad



Parece mentira pero por momentos nos cuesta trabajo aceptar lo que a todas luces son hechos objetivos para cualquier persona. Nos peleamos con una situación o circunstancia porque no acabamos de aceptar que las cosas o las personas se conducen determinada manera, nos guste o no, queramos o no.  Tal vez, nos gustaría que las cosas fueran diferentes, que el o ella cambiaran para que yo sea muy,  muy feliz, o que no tenga tanto enojo, tanta rabia o quizá tanta desolación.
No me refiero a que no duela, no me refiero a que no cause estragos. La realidad es que en un inicio cuando tenemos una situación difícil o crítica, generalmente la negamos, sentimos que no está sucediendo y finalmente no queda de otra a apechugar lo que nos está pasando, lo que estamos viviendo.  La negamos por lo doloroso que puede ser en ese momento, y cuando contamos con mejores herramientas nos atrevemos a correr el velo y descubrir lo que ahí se encuentra.  Y entonces, frente al reconocimiento, berreamos, lloramos, andamos buscando un muro de lamentaciones. Quisiéramos encontrar un sólo culpable para propinarle toda nuestra furia, nuestro enojo, nuestra impotencia y desesperación.
Por lo menos en este momento hemos pasado de la negación a la ira y a la tristeza. Luego, pensamos que tal vez sí… dejaramos esto o hiciéramos lo otro las cosas cambiarían. Pero de nuevo nos damos cuenta que ni haciendo ni quitando, ni resurciendo, ni emendando las cosas cambian. Sino que por el contrario, las cosas son como son.
Una vez pasado todo el proceso, finalmente llegamos a la aceptación. Toda pérdida así se vive, un proceso doloroso a cuál más. Pero no hay remedio tenemos que transitarlo. Una relación que se termina, la pérdida de un trabajo, expectativas no cumplidos, sueños desmoronados, hijos que se van de casa, la pérdida de la salud.  También existen procesos de duelo que se llevan a cabo en situaciones para bien, como por ejemplo cuando nos cambiamos a una nueva ciudad, a una casa mejor.  Sentimos el júbilo por lo nuevo, pero también la tristeza por el cambio.  Por supuesto que existen intensidades en las pérdidas, no todo significa lo mismo en la vida.  Por supuesto que no es lo mismo perder una mascta muy a amada, que a un  ser querido.  No es lo mismo perder diez pesos que perder cien mil.
La intensidad de lo que queríamos que fuera y no es así, es una experiencia muy dolorosa porque representa toda nuestra implicación en el asunto, le echamos todas las ganas, aguantamos, asumimos y todo para qué, para que alguien o alga decida que ya no quiere, que ya no le importa el proyecto o que, mejor cada quién se quede con su vida.


La aceptación de las circunstancias es un proceso que nos lleva a vivir de una manera más realista, menos romántica y tal vez, más satisfactoria.  Aceptar las condiciones que vivimos buenas, malas o regulares, es la única posibilidad de poder cambiarlas.  El único cambio para tales fines es el interno, no hay más, nadie va a hacer nada para dar un viraje a nuestras vidas.
La aceptación tiene que ver que aunque yo quiera que el mundo cambie, las cosas son de determinada manera.  Es decir, yo quiero un matrimonio feliz y comprometido, y le pongo mi entusiasmo, mi entrega y mi solidaridad, pero sí el otro no quiere recibirla, no le interesa trabajar por la pareja, tiene otras prioridades. Entonces aún cuando yo lo desee intensamente no podrá ser. En este caso es que tengo una relación que no me satisface del todo, o acepto que así voy a vivir toda mi vida, o bien, decido cambiarla, terminarla.  De lo contrario, voy a seguir desgastándome en esa relación que no me da lo que yo quiero o necesito.
Igualmente pasa con la aceptación es dejar de cambiar a las personas y que cada uno se haga responsable de lo suyo y que tenga sus propias consecuencias positivas o negativas. Dejar de controlar, dejar de rescatar a los demás, dejar de creer o pensar que las cosas diferentes a lo que son nos mantiene muy ocupados de los demás, llámese, madre, padre, hijo, pareja, trabajo.
También por momentos no aceptamos que nosotros somos como somos. Por el contrario, nos regañamos, nos ofendemos, nos sentimos víctimas y nos maltratamos.  Al no aceptar nuestras situaciones, nuestras circunstancias, nuestros sentimientos, quiénes somos, cómo somos, generalmente estamos atrapados en una relación de exigencia con nosotros mismos y con los demás.
La aceptación significa que yo soy quien soy. Qué hago las cosas como ya las se hacer y además así me gustas. Qué tengo estas circunstancias de vida, este cuerpo, este momento y así es… Ahora lo importantes es cómo voy a ser para ser mejor, claro sí es que eso es lo que deseo…
La aceptación tiene que ver con situaciones como el clima, sí llueve cúbrete, sí hace frío tapate, sí hace calor ponte más cómodo.  Aligera tu carga porque aunque no quieras que llueva, seguirá, aunque no quieras tus situaciones las tienes. Aunque no quieras afrontar ciertos problemas tendrás que hacerlo.
Partamos de la aceptación y realidad de nuestras condiciones y de nuestra propia persona. Partamos que la aceptación nos permite dar un rumbo diferente a nuestra vida. Partamos de la aceptación a nosotros mismos y los demás. Partamos que cada persona es quiere ser como es, no como esperaríamos.
La aceptación nos permite darnos cuenta que la vida son ciclos, momentos, momentitos y grandes momentos. Aceptar que en la existen momentos de gloria pero también de penurias. De felicidad compartida y por momentos, de una gran soledad. Aceptar que perdimos, ganamos, estamos sanos o enfermos, que de pronto lloramos y otros días reímos a carcajadas. Que por momentos es necesario mostrarse humilde y otros no tanto. Que tocamos las debilidades y los miedos y también la fortaleza y los talentos.
En la aceptación se acepta la paz y la armonía como condiciones menos estresantes. La aceptación lleva a verme como un ser humano capaz de derrumbarme y volverme a levantar.
La aceptación significa que hoy estamos malhumorados, pero tal vez más adelante no. La aceptación requiere de ser más compasivos con nosotros mismos y con los demás. Menos exigentes, la aceptación es volver a tomar fuerzas para emprender de nuevo el camino hacia nuestros objetivos, hacia nuestros sueños, hacia la realización personal.
Después de todo sólo tenemos que aceptar que tenemos una sola vida, qué hacemos con ella es una elección. Cómo queremos vivirla es una responsabilidad. Y aceptar que yo soy el único que tiene que aceptar lo aceptable o inaceptable es una condición personal.
O aceptamos que somos seres individuales compartiendo este mundo con otros, a los que amamos, a los que no tanto, pero aceptar que lo único que puedo hacer es vivir mi vida como mejor pueda hacerlo?  Piénselo, tal vez, valga la pena intentarlo…
Aceptarnos a nosotros mismos es el primer paso, dejar de cambiar y controlar a los demás es el segundo y después que cada quien se ocupe de sus propias necesidades y deseos y si en el camino queremos compartirlas mucho mejor.

La felicidad es ausencia de miedo


Al enfocar nuestra atención en el momento presente,en el día a día; nos evitará llenarnos de nostalgia al recordar el pasado y paralizarnos de miedo al imaginar el futuro.

Vivir en armonía con el presente permite deshacernos del temor. Y es que su ausencia trae la felicidad. La capacidad de poder vivir sin miedo es lo único que nos diferencia del resto de animales.

El siguiente cuento judío, ilustra bien lo que quiero decir:

“Entre el pueblo judío, había un sabio que gozaba de ser el hombre más feliz de entre todos. Un día, le invitaron a comer. El sabio aceptó la invitación y se presentó en el lugar y la hora acordada. Una compañía abundante y una mesa repleta de manjares le estaban esperando. El sabio llegó, se sentó, comió en silencio, charló un poco y se levantó para irse. Cuando estaba en el umbral de la puerta, uno de los invitados le preguntó ¿Cuál el secreto de tu felicidad? A lo que el rabino contestó “cuando me siento, me siento; cuando como, como; cuando charlo, charlo; cuando me levanto, me levanto; y cuando me voy, me voy.” Los presentes, extrañados por la respuesta, le contestaron que entonces hacía lo mismo que ellos y que nada les diferenciaba. A esta afirmación, el sabio, respondió “no, cuando vosotros os sentáis ya estáis pensando en comer; cuando estáis comiendo, en hablar; cuando os levantáis, en iros y cuando os estáis yendo, en el lugar a donde vais. Concentrarse en el presente, en lo que uno está haciendo aquí y ahora, es una de llaves de la felicidad.”

Negación, el Miedo y la Aceptación


Una Recopilación, de tres versos del alma, donde hacemos un recorrido por aquello que queremos negar porque nos provoca dolor, aquello a lo que le huimos de manera innata por miedo a lo  incierto,  hasta que podemos alcanzar la aceptación que nos trae liberación.
I
Por que busco mil escusas para justificarte, si en el fondo se, quién eres.
Porque lucho por aferrarme a ti, si se que tu lugar no es cerca de mí.
Por que escucho de ti solamente aquello que yo quiero escuchar, nuca escucho lo que realmente quieres decir.
Porque  el sabor de la autoengaño, sabe tan bien.
Porque  con tan solo susurrar a mi oído te amo, mis argumentos se lo llevo el viento, y lo único que suenan son tus  labios.
Porque  prefiero escuchar tus dulces mentiras que tus amargas verdades.
Porque me cuesta tanto  ver la realidad y aceptarte tal cuál eres,  sin pretender cambiarte  ni esperar nada de ti.
Porque me cuesta tomar vuelo, y simplemente seguir mi camino.
Porque me cuesta tanto retomar mi rumbo.
Porque me aferro a ti, cuando se que lo que me haces es daño.
Porque  es tan fácil mirarme a los ojos y mentirme  dulcemente.
Porque me es tan fácil  cree lo que dices.
Por qué tenerte cerca lástima más, que tu propia ausencia
¿Porque eso no lo puedo ver?
II
Será porque  el miedo a la soledad es más fuerte
Será porque no quiero  crecer y enfrentar mis propios miedos
Será que dejarte ir  implica  crecer
Será  que tu ausencia  me confronta con migo misma
Sera que es más fuerte la necesidad de sentirse amada,  que respetada
Será que tengo en poco mi propia valía
III
Hoy decido respetarme y respetarte
Ser y dejar ser
Dejar que vueles y volar y si nuestros rumbos se unen es una dicha y si no,  seré feliz
Hoy decido amarme y disfrutar la soledad,  cuando esta está
Me permito sentir dolor, enojo, tristeza, amor, sin juzgar lo que siento
Hoy decido ser yo mismo y amarme tal cuál soy
Hoy decido emprender vuelo  y seguir mi camino
Hoy decido no justificarte si no aceptarte
Hoy decido simplemente ser feliz aquí y ahora.
Paz, Fuego, Vida y Amor